domingo, 22 de diciembre de 2013

Crónica de la Hispacón 2013 Preludio: La semana gafe.

 1. Preludio: La semana gafe.

Esta Hispacón iba a ser diferente, por primera vez no iba de público, sino que estaría al otro lado. Tres presentaciones me esperaban y como lo de hablar en público no es lo mío, estaba completamente aterrada y, como si no tuviera bastante con mis nervios, todo empezó a salir mal.

El primer problema nos lo encontramos para la presentación de las antologías de La Pastilla Roja: No eres bienvenido y Bueno, bonito, maldito. Del primer libro prácticamente no quedan ejemplares en papel y el segundo no iba a estar listo para la presentación. Empezamos bien, vendiendo un libro que no tenemos. Aunque parezca mentira, yo no perdí la calma. Tenía dos ejemplares de las antologías anteriores, el editor iba a mandar un ejemplar de la nueva a una amiga de Valencia. Al menos tendríamos algo para enseñar y Marta Junquera, la chica con la que co-presentaba, planificó una presentación muy detallada. Yo la había visto presentar en el Festival de Fuenlabrada y la veía muy suelta, así que, a pesar de los problemas, iba a esa presentación con bastante confianza.

Para la otra presentación no había problemas, Fernando Lafuente llevaría ejemplares de Infección y mi editor me aseguró que Hijos de Tayyll llegaría a tiempo a DComics, una librería de Valencia que tendría stand en la Hispacón. Todo bien. Claro. Por supuesto... Con la presentación de Infección no había problemas, Fernando había preparado una conferencia introductoria muy interesante y el público no se aburriría, para Hijos de Tayyll yo contaba con Voro Luzzy, que iba a hacerme el favor de presentarme y es muy concienzudo para estas cosas, con los nervios que tenía, al menos me consolaba pensar que tendría a mi lado gente de confianza.

Pero los planes nunca salen bien. El jueves Voro me avisa que su novia está enferma y no puede presentarme. En su lugar se ofrece Javi Durán. Recuerdo que cuando me lo dijeron dije: "Vale"

-¿¿Solo "vale"?? ¿¿¿"Vale"?? Nada de "¿¿tú?? Si tú estás loco perdido, ¡¡¡que quiero hacer una presentación seria!!!

En realidad eso lo estaba pensando, pero era como si me hubieran lanzado una losa encima de una tonelada y no pudiera moverme. No me entendáis mal. Javi es uno de mis mejores amigos.. pero no se ha leído mi libro, ni prácticamente nada de mi obra y hemos tenido discusiones sobre si es mejor Dragonlance que Juego de Tronos (yo del lado de Dragonlance) y bueno, creo que tiene una imagen de mí que no se corresponde mucho con cómo es mi obra y... estaba acojonada, ya era en plan de "Bueno, va a ser un desastre, no se puede hacer nada, pa'lante".

El viernes por la mañana salimos para Valencia. Voro le había pasado tres páginas de notas a Javi (grande Voro, si yo lo había escogido por algo) y durante el viaje preparamos la charla. Yo seguía sin estar convencida de mi presentador y él intentó animarme diciéndome cosas como que me imaginara donuts bailando o recordándome gente que podría presentarme peor que él. En Valencia nos recibió Ángeles Pavía, que nos invitó a comer una paella que ella decía que no le había salido bien (es posible que le pegara mi gafe, pero vamos, a mí la paella me gustó), pasamos la tarde con ella hasta que llevó a Javi a la estación, pues se iba a quedar en Alzira con Elena Montagud y después me llevó a casa de Carolina Pastor, que me alojaba a mí. Me despedí de Ángeles, encontré el portal de Carol, llamé al portero, me abrió la puerta... y descubrí que me había dejado la maleta en el coche de Ángeles. 

El gafe actuaba de nuevo. No perdí la calma y saqué el movil del bolso para llamar a Angeles. Lo enciendo. Nada. Negro. Muerto. Lo había cargado un par de días antes y a mí la batería me suele durar como dos semanas. Calma, Rae. En el último momento metiste el cargador en el bolso. Por si acaso, pensaste, e hiciste bien teniendo en cuenta el gafe. No pasa nada. Subo a casa de Carol, nos damos un abrazo y yo to nerviosa le pido un enchufe para cargar el movil y le cuento lo que me ha pasado. El cargador funciona, en un rato tendré móvil... Y de pronto me doy cuenta de que lo que me he dejado en casa es la tarjeta con el pin.

No, no me sé mi pin de memoria. Si yo el movil casi no lo uso. Ains. La reacción de Carol cuando se lo cuento fue, aparte de reirse, de decirle a su madre. "¿ves, mamá? Hay gente más torpe que yo". Por supuesto, ella no tenía el teléfono de Ángeles, momento de pánico que se solucionó con un "llamamos a un amigo común" que no nos cogió el teléfono. Nos mirarmos. ¡Javi, él lo tenía! Carol me mira en plan de "¿seguro?" Yo asiento muy segura: "Sí, me lo dijo... Creo...." 

Llamamos a Javi. Carol, que es un encanto pero lo de ser discreta como que no va con ella, le cuenta a Javi todo lo que ha pasado y él se parte de risa. Ya con el teléfono de Ángeles la llamamos y de nuevo Carol se lo vuelve a contar todo; también se ríe y se ofrece a acercarme la maleta. Mientras la esperamos Carol me cuenta que solo conoce a una chica más torpe que yo. Mis amigos siempre animando. 

Decir que dormí esa noche es ser muy optimista, Carol me dio una manzanilla pero mis nervios decían que no, que me iban a dar la noche y que suerte tenía si no me ponía mala. Son mis nervios, les tengo cariño aunque a veces me gustaría que se fueran de vacaciones.

Carol no podía ir a la Hispacón, está enclaustrada estudiando el mir. De todas formas desayuné el sábado con ella e intentó animarme enseñándome fotos de enfermedades infecciosas de la piel. No es broma. El entusiasmo con el que miraba las fotos y las comentaba... en el fondo da un poco de miedo. En realidad Carol es muy linda y una gran anfitriona. Ella lo hacía por animarme. 

Era mi primera presentación y había decidido disfrazarme de hipster. Me llevé un vestido negro, una medias muy chulas y un bombin que es de mi hermana y a mí me está un poco grande pero ¡es precioso! Y me encanta, así que me lo puse aún a riesgo de hacer el ridículo. A Carol le encantó mi traje hispter y eso me dio confianza. Su madre se ofreció a llevarme hasta Quart de Poblet. Hasta aquí todo bien. ¿Se habría terminado el gafe?

Llegamos a Quart de Poblet sin dificultad, la madre de Carolina conocía bien el camino, ahora, dentro del pueblo ya era más complicado. Nos metimos por varias calles, dudando si preguntar o no, hasta que llegamos a una que parecía la principal. Llegamos a una fuente, la pasamos y vimos la parada del metro, no podía estar muy lejos así que retrocedimos y nos metimos por una calle a la derecha donde había edificios grandes. Tras unos metros decidimos preguntar y una pareja muy amable nos indicó que íbamos en la dirección contraria. Teníamos que avanzar, girar hacia otra calle, volver a la fuente y allí a la izquierda. Bien. fácil. Lo hacemos, giramos a la izquierda, nos metemos por otra calle y allí tampoco había señales de nada. Volvemos a preguntar y sí, nos equivocamos de nuevo, era por otra calle que había a la izquierda y que nos habíamos pasado. Avanzamos hasta poder dar la vuelta, nos encontramos de nuevo con nuestra vieja amiga la fuente y tiramos, ya por fin, por la calle correcta. La madre de Carolina me dejó en la puerta del ayuntamiento, me había perdido el primer acto, pero iba a llegar a tiempo para la presentación de Elena. 

Podría haber sido peor. 

La fuente de Quart de Poblet


Continuará... 

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