jueves, 3 de junio de 2010

Diario de Aenleif

Hemos empezado el tercer módulo de Rise of the Runelords y yo he estrenado personaje nuevo: Aenleif , una bárbara-guerrera de las Tierras de los Reyes Linnord que se acaba de unir al grupo de aventureros y que, aunque parezca mentira, es más gafada para los dados que ellos. Aquí os dejo la crónica de lo que llevamos jugado escrita en forma de diario del personaje.

El próximo (que me da que será pronto) me hago un bardo...



El grupo de aventureros que me contrató no sabía el desastre que había ocurrido con la última caravana que escolté. Si lo hubieran sabido tal vez no me hubieran contratado así que pensé que era mejor no decir nada. No iba a tener tan mala suerte otra vez ¿no? Pero la mala suerte es como un amante pesado, que le gusta acompañarnos aunque lo que deseemos sea darle esquinazo.

El grupo lo componía una pareja un tanto extraña, una bruja y un paladín que parecían llevar casados ya un tiempo por la forma en la que discutían y un joven clérigo de Shelyn, que parecía muy frágil para ser un aventurero. Aunque yo no parezco frágil y ahora os contaré como acabé en mi primer combate junto a ellos.

Los conocí en una taberna, nos presento Shalelu, la exploradora que me había salvado de los ogros y a la primera insinuación acepté trabajar para ellos, no iba a encontrar otros pardillos que no supieran nada de lo mal que me iba últimamente y el dinero siempre viene bien. Estaban investigando los problemas del fuerte de los flechas negras, tenían previsto visitar al alcalde y los acompañé.

Se quedaron allí hablando con él mientras yo seguía, no muy sigilosamente, a un leñador despistado que tenía un tatuaje que les había llamado la atención. Después me explicaron que ese tatuaje era de un grupo de asesinos que marcaban a sus víctimas antes de matarlos y que estaban relacionados con el prostíbulo del pueblo, que se había quemado hacía poco en un incendio. Queríamos investigar el tema, pero era más importante averiguar qué había pasado con los flechas negras, pues era la misión que les habían encargado las autoridades de Magnimar, y por la que les pagaban.

Nos encaminamos hacia allí, Shalelu también nos acompañaba, y estábamos a mitad de camino cuando oímos un ruido que venía del bosque. Era un animal atrapado en un cepo, un enorme oso que querían liberar. Parecía peligroso acercarse a él, pero el peligro en realidad estaba por llegar, cuando apareció un ogro con un montón de perros que no tardaron en abalanzarse sobre nosotros.

El ogro estaba persiguiendo a un muchacho que hacía lo que debimos hacer todos en ese momento: correr. No fue así, nos plantamos delante del ogro, luchamos contra los perros y logramos una gran victor…

Bueno, no fue exactamente así.

Los perros fueron los primeros en atacarnos, que se abalanzaron sobre el muchacho que corría y sobre la bruja, yo sin dudarlo me lancé sobre el ogro que con un hábil movimiento de su lanza me derribó y me dejó tendida de bruces en el suelo ¡Maldito cobarde! No me dio tiempo ni a darme cuenta de qué me había pasado cuando me clavó la lanza en las costillas con tanta  fuerza que ya no vi nada más.

El paladín no tuvo mucha más suerte que yo con el ogro y también terminó en el suelo, pero se apartó rápido y se mantuvo a prudente distancia. O eso me contaron, porque en ese momento yo estaba inconsciente, me dijeron también que la bruja y el clérigo no dudaron en atacar al ogro a distancia, claro, así cualquiera,  el clérigo se arriesgó a acercarse a mi para curarme, mientras el joven desconocido arremetía contra los perros.

Recuperé la consciencia y vi que la lucha no había terminado. El ogro se encontraba cerca de mí, y giré hacia mi derecha para poder levantarme sin peligro. ¡Qué se había creído ese vil engendro! La ira se apoderaba de mí y mi rostro enrojecía. ¡Me había tirado al suelo! ¡Ahora iba a enterarse! Cargué contra él con todas mis fuerzas pero, en mi camino, encontré la maldita lanza otra vez, que se enredó en mis piernas y volví a caer al suelo.

Lo último que recuerdo es ver la lanza muy cerca de mi cabeza y luego… nada otra vez.

Cuando desperté el ogro estaba en el suelo y mis compañeros estaban vivos y maltrechos. Las heridas habían sido cuantiosas y todos estaban doloridos y cansados. Este es el momento en que en mi tierra nos decimos los unos a los otros: el dolor nos hace fuertes y valientes, pero como sé que estos dichos no son bien recibidos en estas tierras extrañas del sur no dije nada. La bruja me dio un anillo como pago por mi ¿ayuda? Y el joven desconocido nos contó que era miembro de los flechas negras, que habían sido atacados por ogros más grandes que el que nos había destrozado a nosotros y que tres compañeros suyos aún eran prisioneros.

La idea de ir a buscar un ejército para luchar contra los ogros no fue bien recibida, parecían pensar que era mejor que nos enfrentáramos nosotros solos contra ellos. Yo no tenía tan claro que fuera mejor, pero son ellos los que pagan.  El joven que ya no es desconocido ha ido a explorar la zona, mientras tanto creo que voy a practicar la lucha tumbada, por si acaso.

2 comentarios:

  1. otro interesante e inusual personaje tuyo. Por cierto como les fue con la 2da aventura de Rise

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  2. En la segunda nos fue bien, no me mataron al personajes anterior, sólo que estaba un poco cansada de clérigos y quería probar con un guerrero... y ya se ve que no me va muy bien xDDDDDDDD

    Artemis hará el diario de la segunda aventura, yo voy a hacer el de la tercera.

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